!Aquel pan moreno¡ |
Tratamos de dar
a conocer los hábitos alimenticios de las gentes de Avellaneda y pueblos vecinos
hasta los años sesenta, en que se produjo la gran emigración;
y consideramos interesante explicar el proceso de: siembra, recolección y
fabricación del "
pan". Sí, digo siembra y recolección de "el pan"; ya que se iba a: sembrar, regar, segar, trillar, aventar ect, ect " el pan", en expresión belleguina; o sea, el trigo. Se conseguía la harina de dos tipos de trigo: el sembrado a finales de otoño en las tierras de secano, llamado: cogorro o mocho y que apenas tenía un par de rebarbas la espiga y el candeal, que poseía una en cada celda; también estaba el llamado " tremesino", que se sembraba, en los linares de regadío, a principios de primavera y su apariencia era similar al candeal. Se labrada bien la tierra con las yuntas de vacas, o borricos y se abonada con el estiércol proveniente de las cuadras del ganado; eliminando, a mano, las malas hiervas- siempre quedaban muchas, sobre todo : correhuelas, cenizos y (a) gatunas. Éstas eran un suplicio para la mano izqda a la hora de segar, hecho que se realizaba a mano-nunca existió máquina alguna para las faenas del campo en Avellaneda, salvo la aventadora, de propulsión manual, que apareció por allí en la década de los 60 del pasado siglo- al coger con ella el manojo, las espinas se clavaban con una facilidad pasmosa; cuando en manojo era lo suficientemente grande que la mano no abarcaba mas, se depositaba en el suelo formando gavillas. Normalmente con tres; y con tres gavillas se hacía un haz. Con diez haces se hacía una carga, que colocada en la albarda del borrico o caballo se transportada a la era; para una vez allí toda la cosecha, extendida en círculo, un día del caluroso agosto se trillaba, con parejas de vacas, caballos o borricos; separando el grano de la paja, lanzando al alto la mies trillada, ayudados con horcas y palas, girando contra el viento la horconada y al llevarse la paja aquel, el grano caía a los pies del aventador, quedando en montones separados: paja y grano. Venía después el ritual de medir el montón de grano, para saber las fanegas cosechadas. Con la cuartilla y el celemín se llevaba a cabo el proceso. Cuatro celemines, una cuartilla. Cuatro cuartillas una fanega. Tres fanegas, un quintal. Un quintal, cien kilos. ( La cuartilla, el celemín y el quintal, fueron medidas de áridos castellanas hasta la implantación del sistema métrico; pero su uso ha seguido en activo mucho tiempo, incluso hoy en día se pueden escuchar, muy frecuentemente, expresiones en fanegas . Tal como ocurre en la actualidad con la moneda- Peseta- Euro) . El grano era llevado a las trojes, que eran una especie de cajón grande de madera, sin tapa, instalados en los sobraos o altillos de las casas y que servían para mantener recogido el grano y no dejar que se esparramara. Quien no disponía de trojes, pues lo mantenía en sacos o simplemente hecho un montón en el sobrao, sobre la madera, de la que normalmente estaba hecho el suelo. Cuando la harina para amasar se iba terminando, se llenaba un costal de grano, se avisaba al molinero y éste pasaba con su retahíla de borricos a recogerlo para llevarlo al molino y molerlo. El molinero se cobraba su trabajo en especie. Según los kilos molidos, sacaba una cantidad con el " cuezo", que era una especie de cazo o medida para tal menester. ! Las gallinas y cerdos del molinero, siempre estaban gordas¡ ! Bueno, y los palomos torcaces que cogíamos los chavales y que llevándonos bién con el molinero, nos dejaba subir a la tolva sabiendo que lo que hacíamos era llenar los bolsillos de grano¡ Estando ya bien gordos, por San Miguel, los vendíamos, para tener unas pesetas para la fiesta. En el hoy ya desaparecido molino (En proceso de reconversión para otros fines) usando el agua como energía, cayendo por la canal desde el depósito hasta la turbina, ésta movía todo el sistema. Desde las piedras o muelas que trituraban el grano hasta el cedazo que tamizaba la molienda y separaba el salvado de la harina, llevando cada cosa al saco correspondiente. Una vez terminado el proceso de nuevo el molinero repartía las makilas a sus dueños. Fabricación del pan El día que se
empezaba el último pan
de la última hornada, se dedicaba a amasar.
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